viernes, 20 de junio de 2008

Hermanos cap.7

Cap.7: ¡Ayuda!

Tanto tiempo viviendo con demonios y observando a los magos, le había enseñado varios conjuros de protección que, al realizar instintivamente ahora, le libraron del gran estallido. La ventana saltó en pedazos, lanzándolo varios metros hacia atrás, contra la pared. Los efluvios demoníacos que salieron del interior de la sala se extendieron por todo el caserón, destrozando y devorando todo a su paso. Pero ninguno de ellos le tocó siquiera. De nuevo instintivamente, Gabriel extendió su mano y llenándose de aquella energía maligna, corrió hacia el ventanal, saltando a través suyo y cayendo desde unos diez metros de altura sin inmutarse siquiera.
Al llegar abajo, la energía le abandonó y, volviendo en sí, observó la escena de cuerpos destrozados que le rodeaba.
En el centro de la sala, el cuerpo inerte de su hermano, yacía en el suelo en bastante mejores condiciones que el resto. Gabriel se dirigió hacia él, cogiéndolo entre sus brazos mientras se arrodillaba. Exteriormente, sólo tenía las heridas de sus manos, pero, interiormente, sus órganos estaban prácticamente destrozados y, entonces, supo que, aunque estaba vivo, no aguantaría mucho más en aquellas condiciones. ¡Tenía que hacer algo rápidamente!, pero no sabía quién podría ayudarles ni cómo.
¿O sí lo sabía...?

Con todo el cuidado del que fue capaz, volvió a depositar a su hermano en el suelo, y, con las manos temblorosas y la mirada perdida, cogió la sangre que bañaba el suelo y la soltó sobre su cabeza, dejando que empapara su pelo y cayera sobre su rostro mientras cerraba los ojos y susurraba en voz baja.

Al notar una presencia detrás suyo, los abrió paralizado de terror. Todo su interior se convulsionaba, pero era incapaz de moverse, y una lágrima rodó por su mejilla cuando notó como el ser que había a su lado lamía con lujuria un reguero de sangre de los muchos que manchaban su cara.

_No, así no... - replicó una voz que hizo que su corazón casi se parase. Sobre su hombro derecho notó su tacto frío - Esta, no es tu sangre. Si quieres que te ayude, tendrás que esforzarte algo más.

Y sin decir más, Gabriel notó como por su estómago penetraba una energía que lo llenó, haciéndole tanto daño que creyó que se volvería loco.
Intentó gritar, pero la voz no salía de su garganta. Sin poderlo evitar, comenzó a vomitar sangre en una agonía eterna. Finalmente, agotado, luchó por no perder la conciencia mientras notaba como el dolor se atenuaba poco a poco.

_Así está mejor - sentenció la voz - ya sabes que yo siempre te echaré una mano, pero debes mostrarme más respeto o tendré que reenderezarte.

Las lágrimas volvieron a surgir, nublando aún más su vista. El ser, se acercó hasta casi tocarlo y le susurró al oído lo que debía hacer. Gabriel, luchó por sobreponerse al terror que le paralizaba y escuchó con atención las indicaciones, intentando grabarlas en su mente.

_Y, no te preocupes, - le dijo finalmente aquel ser - ¡yo nunca te abandonaré!

De nuevo, volvió a sentir como aquella energía le atravesaba, helándole el corazón, haciéndole desear la muerte.
Al volverse a quedar sólo, se derrumbó.

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