sábado, 28 de junio de 2008

Hermanos cap.11

Cap.11: Descubrimientos

No fue hasta pasado el mediodía que Gael salió de su habitación, tenía los ojos agotados y las espaldas cargadas, pero se sentía más tranquilo, dispuesto a enfrentarse con todo de nuevo. Al pasar por el pasillo, vio como aquellos dos chicos, que horas antes recogieran, aún dormían. Secretamente, se preguntó qué pasaría con ellos a partir de entonces. De repente, vio algo que parecía brillar sobre el pecho del chico rubio. En silencio, se acercó a él y cogió entre sus manos un medallón con unos símbolos gravados.
Aquellos símbolos..., los conocía..., los había visto en algún sitio, pero, ¿dónde?.
Con decisión, intentó buscar la respuesta en su cerebro. Como si de un sistema de archivos se tratara, Gael, rebuscó posibles equivalencias hasta que encontró la imagen que buscaba. El medallón cayó de sus manos sobre el pecho del chico de nuevo. "¡Un mago rojo!¡Imposible!"
Un escalofrío de excitación recorrió todo su cuerpo. ¡No podía ser!. Y, según las señas, ¡nada menos que un miembro del circulo interno! Pero..., ¡era demasiado joven!
De repente, pareció como si el aire no llegase a sus pulmones y se esforzó por llenarlos rápidamente.
"¡No había duda!. Pero, ¿cómo había llegado un mago rojo hasta allí?, y, ¿por qué?"

En la otra cama, el chico de pelo negro se agitó en sueños. Gael se giró temeroso de que hubiese despertado. No, el chico dormía profundamente, pero tenía el ceño fruncido y agarraba con fuerza las sábanas.
Con todo el cuidado de que fue capaz, se acercó a él y buscó un medallón igual que el del hermano. No lo encontró, pero lo que vio al apartar sus ropas le dejó aún más sorprendido.
El chico, tenía unas cicatrices terribles en su pecho. Poco a poco, descubrió diferentes partes de su cuerpo; las cicatrices parecían en su gran mayoría antiguas y cubrían su espalda y sus piernas también. Tras volver a taparlo con la manta, permaneció pensativo durante unos instantes. "¿Qué clase de gente habían traído a la casa?".
Dos chicos jóvenes, a simple vista indefensos, que habían sufrido un ataque. Pero, uno de ellos resultaba ser, o eso parecía, un mago rojo, una sociedad tan secreta como peligrosa. Y el otro, parecía haber llevado una vida demasiado intensa para su edad. Además, afirmaban ser hermanos, a pesar de no parecerse y tener la misma edad o casi; y, si no recordaba mal, los magos rojos jamás tenían familia. Quizás fuese una forma de hablar y no fuesen hermanos de sangre, pero el chico de pelo negro no pareció decirlo con esa intención.
Fuese como fuese, puede que Aurora y él hubiesen sido demasiado imprudentes al traerlos a su propia casa.
Procurando no hacer ruido, salió de la habitación. Debía pensar muy bien sus próximos pasos.

Cuando llegó a la cocina, encontró a Aurora atareada, cociendo ciertos productos. Tenía la mesa ocupada con cientos de figuras a cual más extraña. Gael se asomó por encima de su hombro.

_Esto no es para comer - le informó ella adivinando sus pensamientos - si quieres, en la nevera quedó parte de la cena de anoche, puedes calentarla algo.

Gael, resignado, se calentó las sobras y se dispuso a comer sobre la mesa, haciéndose un sitio entre los cachivaches que la llenaban.
Pensativo, jugó durante unos instantes con su comida.

_Tu que eres tan... - comenzó a decir.

_¿Intuitiva? - le replicó ella sin apartar la vista de lo que estaba haciendo.

_Eso, intuitiva... - continuo Gael - ¿qué te parecen los dos hermanos?

Aurora dejó el cuchillo con el que estaba cortando algunas hierbas y le miró.

_¿Tú también lo has notado? - preguntó con aire preocupado.

Gael la miró a su vez. "¿Notado? Notado, ¿qué?" Y al ver su mirada, pensó que quizás tuviese más de qué preocuparse de lo que en un principio creía.

_No. Pero, ¿te fijaste en el medallón que lleva el chico rubio?

Aurora pareció desconcertada durante unos instantes. Limpiando sus manos, se sentó frente a él.

_¿El medallón? Sí, ¿por qué?

_Porque es el que usan los magos rojos.

_¿Los magos rojos? Pero, ¡si eso no es más que una leyenda! - replicó ella.

_Puede, pero ese chico lleva uno auténtico, de eso puedes estar segura, y tal y como lo encontramos.... Bueno, da qué pensar, ¿no?

Aurora pareció intentar poner las ideas en orden. Gael tenía memoria fotográfica y una inteligencia fuera de lo común. Si él decía que aquel medallón pertenecía a un mago rojo, entonces, aquel chico era un mago rojo, por muy increíble que pareciera.
Todavía algo desorientada, se levantó de la silla y miró a su alrededor como si intentara recordar qué estaba haciendo hace unos instantes.

_Eso cambia ciertas cosas... - sentenció para sí misma.

Gael tragó uno de los bocados que había metido en su boca.

_No era eso lo que tú habías "notado", ¿verdad? - preguntó con curiosidad.

Ella negó con la cabeza.

_No. Él tiene un aura oscura, pero, dentro de lo que cabe, normal. Sin embargo, el del pelo negro...

Gael la miró cada vez más interesado.

_Cada vez que veo a ese chico - continuó ella - siento escalofríos y no sé porqué. Parece muy educado normal, pero, es como si llevase consigo una carga negativa demasiado intensa. Al principio, pensé que era debido a lo que había sufrido y a mi propio cansancio. Pero, ahora, creo que en realidad, él la controlaba para que no se notase tanto, porque, desde que está dormido, la energía se ha vuelto más intensa. Comienzo a estar algo asustada - confesó con una sonrisa nerviosa - así que colocaré alguna protección.

Y continuó echando productos en el bol que tenía detrás de ella mientras Gael volvía a dar otro bocado a su comida, pensativo.

No hay comentarios: